El arte es la facultad humana de sentir y crear. Una actividad humana que parte de la conciencia y el intelecto con un sentido estético. Arte, que se expresa en la diversidad, bien sea: escultura, pintura, danza, poesía, cine, teatro, fotografía o gastronomía, que lo mismo han ido evolucionando a lo largo de la historia de la humanidad.
Y nace con el ser humano.
Bien decía Picasso que “Todo niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artistas al crecer”, y para entenderlo, basta con fijarse en los niños que son capaces de tomar un lápiz y garabatear en una hoja de papel mucho antes de poder hablar. El arte entonces está íntimamente vinculado con la naturaleza humana.
Diferentes formas de expresión que corresponden al versátil talento que poseen los seres humanos. Arte, que también desempeña un papel mediador y motor de la cohesión y la comunicación social, ya que el artista a través de su creación transmite no solo emociones, sino también mensajes, y que nos hacen reflexionar sobre nuestra existencia, nuestra sociedad y la vida en general. Desde esta perspectiva, se convierte en un factor esencial que puede cambiar o educar a una sociedad, además de generar identidad, brindar paz, felicidad, amor y esperanza a los seres humanos, y hasta ser terapéutico, en situaciones donde las personas necesitan escuchar la música para curar su tristeza, ver comedias teatrales para reír, películas para soñar o un motivo simplemente para divertirse.
El arte, refleja a la civilización humana, e incide en el acervo y el patrimonio cultural de un pueblo para transmitirlo de generación en generación, además, es que se expresa en un lenguaje universal comprensible para cualquier ser humano, ya que apela a nuestros sentidos.
Por eso, decir arte, es entonces decir humanidad